Cleantes de Asos y el camino hacia la Areté.

Publicado el 28 de diciembre de 2023, 12:43

Cleantes de Asos fue un boxeador griego y segundo líder de la escuela estoica de Zenón, que llegó a Atenas, según la leyenda, con solo cuatro dracmas griegos en los bolsillos y empezó a asistir a las conferencias de Crates el Cínico antes de pasar a las de Zenón en la escuela estoica que aún estaba en proceso de desarrollo. Cleantes era un hombre que se sostenía junto a los más altos estándares y valores. Era un hombre apasionado por la mejora del ser. Por la noche trabajaba como aguador, oficio que mantuvo la mayor parte de su vida, transportando agua hacia los diferentes hogares, tarea excesivamente dura para muchos pero amada por él, quien sentía una verdadera pasión por todo aquello que supusiera un reto u oportunidad de crecimiento. Y por el día se dedicaba a su otra pasión, la filosofía. Había encontrado su propósito, su sentido, mediante el servicio a los demás a través del trabajo duro, constante y persistente durante décadas en combinación con la enseñanza del estoicismo, filosofía que cultivaba y practicaba de manera muy consciente y disciplinada cada uno de sus días. Cleantes contemplaba la dureza de su trabajo y todo lo que le rodeaba como oportunidades para desarrollar las virtudes que predicaba.


Sin embargo, el buen hacer e intención de Cleantes no le salvaba de las ofensas ni en la Stoa Poikilé, el pórtico pintado donde los estoicos impartían esta filosofía en el Ágora de Atenas, donde a menudo era objeto de burlas y llamado “burro” por los demás alumnos quienes eran mucho más jóvenes que él y que se mofaban de sus arcaicos métodos para aprender o de que por su edad le costaba algo más de tiempo que a los demás integrar lo aprendido. Y es que Cleantes, quien procedía de Asos, en Turquía, no había comenzado a formarse en filosofía en su adolescencia como era típico en la Atenas libre y democrática, sino ya bien entrado en la adultez con la llegada a esta polis griega a una edad en la que en aquella época era considerado casi anciano. Se mofaban de un “burro” que escribiría más de 50 libros sobre filosofía, poesía, mitología y sobre temas tan diversos como el tiempo, el placer, el matrimonio, la gratitud, la amistad o la virtud. Se mofaban de quien acabaría siendo el sucesor del fundador de la escuela estoica, Zenón de Citio, convirtiéndose en el segundo líder de esta filosofía, algo que se ganó gracias a demostrar que vivía de acuerdo a su filosofía, y que lideraría hasta el día de su muerte a la edad de 99 años. Ha sobrevivido muy poco del trabajo de Cleantes. El único extracto que ha llegado hasta nuestros días, al menos que se sepa por ahora, es una parte de su himno que se encuentra en el Enquiridión, libro que recopila las enseñanzas de Epicteto.


“Guíame oh Zeus, y tú Destino.
A ese objetivo que me asignasteis
hace mucho tiempo.
Con gusto te seguiré, pero si mi voluntad falla;
miserable como soy, todavía debo seguir.
El destino guía a los dispuestos pero
arrastra a los que no cooperan.”

 


“El Destino guía a quienes lo aceptan y arrastra a quienes lo resisten”. Los estoicos son personas prácticas que reconocen el poder del individuo y aquellas cosas que están más allá de su control personal. En esta cita, la cual hace alusión al AMOR FATI, el amar al destino, Cleantes enfatiza que un estoico acepta los giros y vueltas que da la vida y que la única forma de seguir adelante es adaptarnos, lo cual implica que aquellos que resistan la atracción del destino se verán obstaculizados por eventos que cambiarán sus planes de vida. Los estoicos consideran que lo único que podemos controlar es nuestra mente y nuestras acciones, y que todo lo demás está fuera de nuestro control. Quejarnos o dejarnos llevar por nuestras emociones en un intento por controlar el mundo que nos rodea solo es una pérdida de tiempo que resulta en sufrimiento y angustia. Si aprendemos a aceptar que hay cosas fuera de nuestro control, y nos centramos en hacer lo que podemos, no solo reduciremos el sufrimiento a nivel emocional, sino que además aumentaremos la probabilidad de que nos vaya bien. Aplicar el estoicismo en nuestras vidas significa aprender a aceptar los flujos del Destino y sacar partido a lo que podemos controlar.

 

Esta cita reitera la idea de que para tener una buena vida debemos ser como un río y fluir con la realidad en lugar de resistirnos y ser arrastrados por el destino. Según los estoicos, esto es lo que hace una persona “sabia”, entendido en este contexto porque la sabiduría, debería en principio,  acercarnos a vivir una buena vida, porque estaríamos haciendo uso de lo que aprendemos para adaptarnos a como funciona el mundo.  Aquellos que no aceptan la guía del Destino se solo acabaran sufriendo cuando los cambios del Destino no cumplan con sus expectativas. Según Cleantes debemos vivir en armonía con la naturaleza. Cleantes, como Confucio y los taoístas alrededor de la misma época, consideraban que aprender a aceptar los cambios es esencial para vivir bien. Con la adición de esta tendencia por parte de Cleantes, el objetivo del estoicismo se convirtió en «vivir de forma coherente con la naturaleza».


Este sabio también nos invitaba a practicar la GRATITUD por las cosas que la vida nos ha dado, de vivir con lo mínimo y necesario y de utilizar la “visualización negativa”; esta técnica que consiste en imaginarnos que hemos perdido todo, nos permite entender lo que realmente consideramos importante y ver que la mayor parte de las cosas a las que dedicamos nuestro tiempo realmente no nos importan tanto. Por ejemplo, ¿realmente necesitamos comprar todas las cosas que adquirimos y muchas de las cuales nos esclavizan al tener que trabajar más y utilizar más nuestro preciado tiempo para conseguirlas? El objetivo de este ejercicio no es privarnos de lo que disfrutamos, ni decir que está mal que lo disfrutemos, sino entender que podemos vivir sin ello, reducir el miedo a perderlo y quizá entender lo que realmente nos importa. Cleantes desarrolló una úlcera cerca del final de su vida, lo que requirió hacer algo de ayuno intermitente para reducir la inflamación. El ayuno intermitente es otro gran ejemplo de ejercicio estoico, que nos permite romper con la rutina y demostrar que realmente no necesitamos tanto como creemos para vivir y que muchas veces nos estamos dejando llevar por la gula.


La historia de Cleantes, tan concienzudo con la búsqueda del Areté, de la excelencia como persona y del predicar con el ejemplo, es tremendamente inspiradora, pues no solo está repleta de ejemplos y anécdotas sobre como afrontar la vida con templanza, sino que además nos transmite el amor por servir a los demás, por contemplar cada situación que se nos presenta como oportunidad de crecimiento y que nos recuerda que nunca, nunca, nunca es tarde para retomar o iniciarse en el camino hacia la Areté, hacia la búsqueda de la excelencia como persona. Entender nuestros principios y lo que valoramos en esta vida, como demuestra el ejemplo de Cleantes, es fundamental para dedicar tiempo y esfuerzo a lo que nos importa y sobre las cosas que tenemos control. Para Cleantes lo más importante era estudiar filosofía, y demostró que era su prioridad al dedicar sus mañanas a estudiar y perder tiempo de sueño para ganarse el pan. Si tenemos algo que realmente nos importa, y queremos dedicar nuestra vida a ello, debemos estar dispuestos a modificar nuestro estilo de vida y rutina para reflejarlo. Debemos recordar que según los estoicos, la satisfacción no se obtiene mediante la acumulación de éxito financiero o ganancias materiales, sino en vivir de acuerdo a nuestros principios y convertirnos en nuestra mejor versión. ¿Cómo invertimos nuestro tiempo? ¿Pasamos nuestro tiempo haciendo cosas que nos ayudan a ser mejores personas? ¿Pasamos adquiriendo conocimiento y perfeccionando nuestras mentes? Plantéate estas preguntas y actúa en consecuencia. Nunca es tarde para comenzar tu propio camino hacia la Areté.

 

 

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