Disciplina

Publicado el 17 de diciembre de 2023, 22:25

Los estoicos tenían esta palabra grabada a fuego. Para ellos hay un conjunto de acciones que si se realizan de forma constante, al final conducen al resultado deseado. Esta filosofía siempre pone al ser humano en primera persona, es decir, ellos defienden la autodisciplina. Cada uno debe construir sus propias normas, definir cuales son los hábitos a realizar y ser consciente de que la regularidad en su repetición es la que nos dará sus frutos. En definitiva, disciplina es llevar a cabo la acción concreta de forma repetida. Así es como los estoicos han logrado mantenerse a lo largo del tiempo, ya que su disciplina fue el ingrediente secreto para alcanzar todos los conocimientos y aprendizajes que hoy en día se siguen compartiendo.

 

La autodisciplina, la virtud de la templanza, es la capacidad de mantener el control, la capacidad de trabajar duro, de decir que no, de tener buenos hábitos y establecer límites, de entrenarse y prepararse, de pasar por alto las tentaciones y provocaciones, mantener nuestras emociones bajo control, soportar dificultades dolorosas. La disciplina es ese puente o esas escaleras que te llevarán desde donde te encuentras ahora hasta el lugar al que quieres llegar, de la persona que eres hoy a la persona en que te quieres convertir. Deberás cruzarlo paso a paso, hábito a hábito, construyendo un carácter y una mentalidad cada vez más fuertes y, por supuesto, disfrutando del camino. Por el contrario, si lo  único que buscas es un atajo, una vía rápida, una vida exenta de incomodidades y adversidades (cosas que por naturaleza son parte de la vida), lo único que lograrás es caer en el abismo, del cual cada vez te resultará más difícil salir. La disciplina implica perderse algunos placeres, pero los que viven una vida rápida o fácil también se pierden algo, no son conscientes de su potencial. Tienes que dar lo mejor de ti mientras puedas. La vida es corta. Nunca sabes cuando se acabará la partida. No la desperdicies. Estamos aquí para algo más que descansar y buscar placer. En lugar de querer que las cosas sean fáciles, debes estar preparado para que sean difíciles, porque lo serán.

 

No importa lo que sea, todos los aspectos de nuestra vida se benefician de la disciplina. Lo importante es que hagas algo todos los días. Hazlo aunque estés cansado, aunque tengas una excusa, aunque estés ocupado, aunque no se te reconozca el mérito…en cuanto se hace algo se puede construir sobre ello. En cuanto empiezas, el impulso puede crecer. Ser disciplinado al principio puede resultar difícil, pero todo lo bueno requiere esfuerzo, sino la mayoría de las personas lo serían. La constancia es un superpoder. La fuerza de voluntad del día a día es increíblemente poco frecuente. No tienes que ser siempre increíble. Tienes que estar ahí siempre. La capacidad de hacerlo, junto con la de soportar esos días en los que todo parece un desastre, cuando no te apetece, cuando no dejas de distraerte, es el primer paso hacia la grandeza. Una cosa al día suma, cada día suma. La disciplina es como nos liberamos, es la llave que abre las cadenas, es como nos salvamos. Elegimos el camino difícil…porque en realidad, a la larga, es la única vía.

 

La disciplina nos conduce al dominio de uno mismo, físico, mental y espiritual. Exige lo mejor de tu persona incluso cuando nadie te mira, cuando no es necesario tanto. La disciplina hace que sea más probable que tengas éxito y te asegura que, pase lo que pase, triunfes o fracases, eres grande. Con disciplina, no solo todo es posible, sino también todo es mejor. Dime el nombre de una persona grande de verdad que no tuviera autodisciplina. Habrá días en los que no te apetecerá hacer nada, en los que querrás dejarlo, en los que dudarás de ti mismo, en los que estarás frustrado y cansado de exigirte. No somos sobrehumanos, nuestra voz interior nos dice lo mismo a todos nosotros, pero mediante la disciplina cultivarás la fuerza para no escucharla.

 

En uno de los mejores pasajes de las Meditaciones de Marco Aurelio, el emperador se recuerda: "Ama la disciplina que conoces, y deja que te ayude". La disciplina nos salva de nosotros mismos, de nuestra pereza, de nuestra debilidad, de nuestras ambiciones, de nuestros excesos, de nuestro impulso de ser demasiado duros con nosotros mismos. No solo nos hace grandes en lo que hacemos, sino mejores en el sentido más amplio de la palabra. LA DISCIPLINA ES NUESTRO DESTINO.

 

 

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